VOLVA: CONFLICTO DEL ÍCONO FEMENINO
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Sin poses ni posiciones, sin cabezas ni cuerpos, meramente descubierta a manera de ícono, – en opuesto a su significado etimológico que proviene de la palabra latina volva que quiere decir: cubrir – así, se expone aquí la vulva, como si fuese un simple objeto sin persona, un órgano que por sí mismo denotara la cualidad más evidente del femenino, un símbolo que se disputa entre lo grotesco y lo delicado, entre lo real y la ficción de sus múltiples connotaciones. Se muestra entonces como conflicto de eso que conlleva el ser poseedora de una vulva: derrame de fluidos, objeto de deseo, manjar y cocktail, sumisión, servicio, dulce y delicadeza, todo, con un toque irónico de elegancia.
El mito y el tabú quedan al descubierto al encarar la desilusión del espectador: no más pose sigilosa, no más sutil encuentro y no más erótica impuesta; y sin embargo, a la vez, extrañamente, se expone eso que se niega, asumiendo así por casualidad, la imposibilidad de considerarse sin velo y exquisitez para un otro. Revela entonces que estar adjunta a una vulva, sea probablemente, un callejón sin salida, en un contexto socio-cultural de significados de la feminidad adscritos al servicio del deseo masculino.
El manejo de materiales e imágenes develan una contrariedad en todo sentido, la cual permite entre ver la naturaleza conflictiva de este ícono femenino.
Según Anderberg en su artículo Vaginas in Mythology, Art and History, se tiene un entendimiento de que los órganos sexuales externos de la mujer, son grotescos, y por otro lado, resulta confuso que sean una mercancía económica tan importante en la cultura contemporánea. (Anderberg, 2005) La vulva como objeto evidencia esto en su manera de construcción y en su juego de texturas visuales y se edifica como una crítica de las lecturas unidimensionales que atañen a la feminidad hoy día, a pesar de los supuestos avances en cuestión del pensamiento occidental que se pavonea de lograr la derriba de estereotipos e ideologías cerradas.
La vulva como objeto de Mónica Iturribaría plantea una visión que pone al descubierto una realidad innegable sobre la condición de la mujer actual; que a pesar de movimientos feministas y de supuestas superaciones del sistema de poder masculino, volva (cubrir) y disfraz, siguen rigiendo al ícono femenino de la mayoría de mujeres mexicanas a la merced del insaciable deseo varonil: ¿o no?
Mayra Morales
Febrero, 2008
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Etiquetas:
escultura
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